En el 25 aniversario de su muerte, el Festival Nuevo Cine Andaluz quiere rendir un reconocimiento a la figura y obra del cineasta andaluz Manolo Summers (Sevilla 1935-1993), otorgándole el premio Cámara Oscura 2018. Como en pasadas ediciones, este premio reconoce la aportación al séptimo arte de aquellas instituciones, proyectos o, como en este caso, personas, vinculadas a Andalucía, que la Organización del Festival entienda haya aportado un carácter de vanguardia e innovación al cine, como es el caso de la obra cinematográfica del director sevillano. Como parte de la programación de la edición de este año, el Festival proyectará la película Adiós, cigüeña, adiós, que será presentada por el investigador, cineasta y crítico Miguel Olid, quien impartirá una charla sobre la figura de Manolo Summers, dentro del acto de entrega del premio Cámara Oscura.

Primero en rebelarse de forma pública y sonada contra la censura

Manuel Summers Rivero (Sevilla, 1935-1993) se formó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, precursor de la Escuela Oficial de Cinematografía, y fue uno de los más destacados representantes del denominado Nuevo Cine Español que surgió a principios de los años 60.

Adiós, cigüeña, adiós
Tuvo un debut prometedor: con su primer largometraje, Del rosa al amarillo (1963), consiguió la Concha de Plata en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián entre otros premios y con su siguiente película, La niña de luto (1964), logró una Mención Especial del Jurado en el Festival de Cine de Cannes.

Sufrió con extrema dureza los rigores de la censura a la que combatió como pudo y es que, como señaló el prestigioso crítico de cine José Luis Guarner, Summers “fue el primero en rebelarse de forma pública y sonada contra la censura”. Basilio Martín Patino era de la misma opinión: “soy testigo de su valentía, nadie llegó aún más lejos, para enfrentarse a la peste de los censores”.

Summers conoció el amargo sabor del fracaso con películas como el documental Juguetes rotos (1966), con el que se arruinó, o Me hace falta un bigote (1986), rodada en blanco y negro, que fue una de sus últimas películas. No obstante, de los 20 largometrajes que dirigió, la mitad superó los 900.000 espectadores. Su mayor éxito fue Adiós, cigüeña, adiós (1971), vista por 3.500.000 personas en España. En Francia estuvo más de 15 semanas en cartel, en Venezuela más de 20 y en Colombia su recaudación superó a la de La naranja mecánica y El Padrino. Asimismo se estrenó en Japón, Hong Kong, Taiwán, entre otros muchos países. Sus películas llegaron a Sudamérica, Escandinavia, Europa del Este, Canadá y Sudáfrica.

Fue un hombre muy polifacético: además de director y guionista, coprodujo varias de sus películas y las de otros directores, también participó en una distribuidora así como actuó y escribió para otros cineastas como Julio Diamante o Fernando Fernán Gómez. En paralelo a su actividad cinematográfica siguió con su pasión por la pintura y el dibujo: comenzó publicando viñetas en el diario Pueblo, fue una firma destacada de Hermano Lobo, que llegó a dirigir, y siguió colaborando hasta poco antes de morir en ABC; muchas de estas viñetas las realizó en el propio set de rodaje.

Por todo ello, el Festival Nuevo Cine Andaluz, adheriéndose al manifiesto firmado por más de 150 profesionales vinculados al mundo del cine, considera que es de justicia recordarle con motivo del 25º aniversario de su fallecimiento y reivindicar la importante aportación de este director andaluz al Cine Español.