Andalucía lleva años proporcionando interesantes valores a la industria cinematográfica española pero, en la última década, cuando los discursos en torno al estado del cine nacional han estado desgraciadamente asociados a la crisis, el cine andaluz se ha hecho patente en los medios especializados con una seña de identidad vital y propia, incorporando al séptimo arte trabajos que han sabido conjugar con talento, presupuestos ajustados y resultados de calidad.
A las grandes producciones convertidas en éxitos de taquilla y crítica como Grupo 7 (2012) o La Isla Mínima (2014) del sevillano Alberto Rodríguez se añaden, por ejemplo, novedosas propuestas de géneros menos convencionales como las trabajos del actor, productor y director Paco León, Carmina o revienta (2012) y Carmina y Amén (2014) o fórmulas que utilizan las plataformas online de Internet para su distribución, las redes sociales para su promoción y soluciones de crowfounding como fuente económica, tales como Malviviendo, dirigida por David Sainz, con presencia en la web desde 2008 y con tres temporadas en su haber o El mundo es nuestro (2012), de Alfonso Sánchez, con un presupuesto colaborativo como fórmula de financiación.
Muchos son los nombres que forman parte de este denominado Nuevo Cine Andaluz. Se añaden a los cineastas antes mencionados, profesionales vinculados a la industria cinematográfica como Fernando Franco, Mariano Agudo, Ramón Salazar, Manuel Martín Cuenca, Daniel Cuberta, Antonio Perumanes, Santi Amodeo, Paco Cabezas, Gervasio Iglesias, Paco Baños, Chiqui Caravante y un largo etcétera.
La 29ª edición de los Goya ha ratificado este éxito del cine andaluz de estos últimos años. La ceremonia estuvo perfectamente conducida por el malagueño Dani Rovira, quien además recibió el Goya como actor revelación por su papel en Ocho apellidos vascos. Otro paisano suyo, el veterano Antonio Banderas, recibió el Goya de Honor a toda su carrera con un discurso que dejó patente su oficio, compromiso y pasión por todo lo que rodea al séptimo arte. Y la película triunfadora de la noche fue La Isla Mínima, dirigida por el director andaluz, Alberto Rodríguez, y coproducida por el también andaluz, Gervasio Iglesias, que se llevó 10 estatuillas, entre ellas la de mejor película, mejor dirección y mejor guión.